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El 1 de mayo de 1921 el «Partido Comunista Judío» celebró un desfile en Jaffa para conmemorar el Día de los Trabajadores. El partido había distribuido folletos en árabe e yiddish durante la noche anterior, donde se pedía derrocar el dominio británico.

La mañana del desfile, uno de los altos oficiales de policía de Jaffa, Toufiq Bey Al Said, visitó la sede del partido para advertir a los 60 miembros presentes para no marchar.

Un gran desfile también había sido organizado en Tel Aviv por el rival socialista, Unidad Trabajadora, con autorización oficial. Cuando se reunieron las dos procesiones, una pelea estalló, y la policía palestina persiguió a los comunistas de Jaffa; al escuchar los combates, los habitantes árabes de Jaffa pasaron a la ofensiva.

Docenas de británicos, árabes y judíos testigos informaron de que muchos de los hombres árabes con cuchillos, espadas y pistolas irrumpieron en edificios de los judíos y mataron a sus habitantes, mientras que las mujeres realizaban los saqueos.

Atacaron a peatones judíos y destruyeron casas y tiendas de judíos. También golpeaban y asesinaban a los judíos en sus hogares, incluidos los niños, y en algunos casos se les abrió el cráneo a las victimas.

Un albergue para inmigrantes, dirigido por la Comisión Sionista, con un centenar de personas que habían llegado en los últimos días, fue atacado por la multitud con lanzamiento de piedras seguidas de bombas y disparos de armas de fuego.

Al ver llegar a la policía hubo un alivio temporal entre los residentes, pero desapareció cuando se hizo evidente que los disparos de los policías no eran para dispersar a la multitud sino que en realidad eran destinados a la construcción. En el patio un inmigrante fue fusilado por un policía, y otros fueron apuñalados y golpeados con palos.

Cinco mujeres fueron víctimas de disparos de los policías, otras tres lograron escapar. A otras dos mujeres, los policías las acorralaron e intentaron violarlas, pero lograron escapar a pesar de sus disparos. Una niña de 14 años y algunos hombres lograron escapar del edificio, pero cada uno fue a su vez perseguido y muerto a golpes con barras de hierro o de palos de madera.

Algunos árabes defendieron a los judíos y les concedieron refugio en sus hogares, muchos testigos identificaron a sus agresores y asesinos como sus vecinos. Varios testigos dijeron que habían participado policías árabes.

Resultaron asesinados 45 judíos y otros 146 judíos fueron heridos, mientrás que las bajas árabes fueron de 48 muertos y 73 heridos y se debieron a enfrentamientos con las fuerzas británicas al intentar restablecer el orden.

Miles de residentes judíos de Jaffa huyeron a Tel Aviv y se alojaron en tiendas de campaña en la playa. Tel Aviv que era dependiente de Jaffa se convirtió en una nueva ciudad, debido en gran parte a los disturbios ocurridos en Jaffa.

El escritor y co-editor del periódico Kuntress, Yosef Haim Brenner fue una de las víctimas mortales de los disturbios. El oficial Toufiq Bey Al Said, quien renunció a la policía de Jaffa, recibió un disparo en la calle; su muerte fue adjudicada a los veteranos de Hashomer en retribución por el asesinato de Brenner.

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