Jerusalén es considerada una ciudad sagrada por las tres grandes religiones monoteístas: el judaísmo, el cristianismo y el islam.

Para el judaísmo es allí donde el Rey Salomón estableció el Templo y hacia donde deben dirigirse las plegarias; para el cristianismo es allí donde predicó Jesús y fue crucificado; el Islam recoge de estas religiones el carácter sagrado de la ciudad, a la que miraban los primeros musulmanes al rezar, antes de pasar a hacerlo de cara a La Meca.

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Según la religión musulmana

El Domo de la Roca: El más importante templo musulmán en Jerusalén. Ubicado en el centro del Monte del Templo, es un santuario —no una mezquita— construido entre los años 687 y 691 por el noveno califa, Abd al-Malik, alrededor de la roca en la que Abraham estuvo a punto de sacrificar a su hijo Ismael —en la religión judía era el segundo hijo, Isaac)— y desde la cual Mahoma mediante un texto coránico que en ningún momento habla de jerusalén, ascendió hasta el trono de Dios en el curso de un fantástico viaje nocturno a la ciudad desde Medina.

Según la religión judía

El Muro de las Lamentaciones: Este es el lugar más importante para los judíos. Último remanente del templo judío construido por Herodes sobre las ruinas del templo de Salomón.

Comprende el Muro Occidental, sección principal del Muro, ubicado en el vecindario judío de la Ciudad Vieja; y el Pequeño Muro, extensión del Muro Occidental, ubicado en un vecindario árabe, es lugar de oración para los judíos de distintas corrientes.

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