19.jpg

Seguramente todos los Estados-nación del mundo tienen sus mitos fundacionales: una batalla o guerra, una revolución, un reinado. Se trata fundamentalmente de acontecimientos históricos que se consideran una especie de cristalización de fuerzas internas cuya dialéctica se dirige precisamente en esa dirección de «unidad de destino» (concepto procedente de la filosofía política alemana) que es el Estado-nación. Menos frecuentes son los que denominaremos «mitos de legitimación», que son los creados –»inventados» en la terminología de Hobsbawm– para dar un sentido a la existencia del Estado; estos mitos de legitimación suelen darse en los Estados

Seguramente todos los Estados-nación del mundo tienen sus mitos fundacionales: una batalla o guerra, una revolución, un reinado. Se trata fundamentalmente de acontecimientos históricos que se consideran una especie de cristalización de fuerzas internas cuya dialéctica se dirige precisamente en esa dirección de “unidad de destino” (concepto procedente de la filosofía política alemana) que es el Estado-nación.

Menos frecuentes son los que denominaremos “mitos de legitimación”, que son los creados –“inventados” en la terminología de Hobsbawm– para dar un sentido a la existencia del Estado; estos mitos de legitimación suelen darse en los Estados imperiales; así, la defensa del catolicismo para la España de los Austrias, la mision civilisatrice para la Francia decimonónica, la promoción y defensa de la libertad para Estados Unidos, la patria del socialismo para la URSS.

Algunas dictaduras crean mitos de este tipo para dar un contenido trascendente a su existencia: la España bastión frente al bolchevismo del franquismo, la Italia que recrea las glorias latinas del fascismo o la patria aria del nazismo.

Estos mitos, a diferencia de los fundacionales, desaparecen con la transformación de la naturaleza del Estado o la extinción de éste, de modo que poner de relieve su inconsistencia –que no significa carencia de fuerza movilizadora– permite avanzar en la abolición de estructuras de pensamiento que, si bien confortan a algunos, perjudican a los que se encuentran al margen de ellas, que suele ser una mayoría.

Esta entrada fue publicada en Sin categoría. Guarda el permalink.