El esfuerzo militar que permitió mantener abierto el camino entre Tel Aviv y Jerusalén, para evitar que los barrios judíos de la ciudad cayeran en manos jordanas, llevó varios meses de intensas luchas, y fue uno de los que más vidas les costó a Israel en toda su historia.

La resolución 303 de la Asamblea General de la ONU, del 9 de diciembre de 1949, establece que: «La ciudad de Jerusalén se establecerá como un corpus separatum bajo un régimen internacional especial y será administrada por las Naciones Unidas».

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Esta resolución es la misma que indica la partición del mandato británico en dos Estados, uno judío y otro árabe.

David Ben Gurión, entonces líder de la comunidad judía y luego primer ministro de Israel, aceptó la propuesta, pero fue rechazada tanto por los palestinos como por los países árabes circundantes, dando origen a la Guerra de Independencia, que dejó a la ciudad separada, hasta su reunificación tras la Guerra de los Seis Días.

En el año 2000, Yaser Arafat rechazó una propuesta de paz del Primer Ministro Ehud Barak que incluía dejar bajo soberanía palestina los barrios árabes de la ciudad conquistados en dicha guerra.

En Jerusalén Este se encuentra la Ciudad Vieja, con los principales lugares religiosos del cristianismo y el judaísmo —la Iglesia del Santo Sepulcro de los cristianos y el Muro de los Lamentos, único resto del Segundo Templo de Jerusalén de los judíos—, y el Monte del Templo o Explanada de las Mezquitas, lugar también sagrado para los musulmanes, situada tras el muro en el lugar donde antes se alzara el Templo, con la Cúpula de la Roca como uno de los lugares destacados de la religión islámica, por ser considerado el lugar desde el cual Mahoma ascendió al cielo.

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